La domesticación del tiempo que inventa Mario Vázquez en sus performances se asienta, quizás en una lógica económica mas que en una inercia romántica, negociando continuamente el movimiento para acercarse sigilosamente a la imposibilidad.

Este elogio de la gravedad es medido, utilizando un sistema de referencias continuo que, a partir de sus investigaciones cinéticas, nos lleva como cachetada de loco de lo utópico a lo pragmático, de lo intelectual a lo pulsional, de lo poético a lo científico.

Imagen que forma parte de la Gráfica de la performance Natural, de Mario Vasquez.

Natural es una negociación entre el movimiento intencionado, su repercusión y la resultante.

Es el control a medias de un azar que, aún determinando múltiples significaciones, nos arrasa en su efervescencia para perdernos sin darnos cuenta de nuestra pérdida.

Es el principio de la traslación (tanto de un poro, una pestaña, una falange como de una viruta, una piola o un armatoste) aplicado en una escena sin firuletes, socavada políticamente en un contexto bellísimo. Es una concatenación de accesos y decesos; sinsaberes e irreverencias; alianzas y Guerra Fría; aleaciones y palimpestos.

Como si retorciéramos el Fordismo hasta su imprudencia, la cadena inoperante de Mario Vázquez avala una economía clara como eje de recursos, pero desmiembra toda productividad, eficiencia y elocuencia para desencadenar lo más fortuito del arte: su utilidad.

Es tan universal y atemporal que revienta.

Marcos Calvari

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